Artigo internacional: EL COORDINADOR DE MOVILIDAD EN LA EMPRESA

La movilidad se define como la capacidad de personas, animales u objetos de poder moverse. Está presente en muchos órdenes de la vida, en donde admite distinciones. Se habla de movilidad urbana, laboral, sostenible, eléctrica, reducida, etc., que confieren al vocablo un significado propio dentro de un campo de acción concreto. Una vez situados en un campo, se habla, simplemente, de movilidad.
Dentro de la empresa, el concepto de movilidad laboral es de sobra conocido; aparece en casi todos los convenios colectivos. No lo es tanto la movilidad obligada, que viene motivada por la necesidad de desplazarse de casa al lugar de estudio o trabajo, o del centro de trabajo a otros lugares, siempre por necesidad.
El deterioro de la atmósfera, los tiempos de desplazamientos y los accidentes laborales que en ellos se producen, han sido los detonantes del nacimiento del concepto de movilidad obligada. Afectan seriamente a nuestra vida diaria y tienen unos costes importantes para todos, que, desgraciadamente, no se aprecian, pero existen. Es obvio que la Sanidad tendrá que dedicar más recursos para tratar a víctimas de accidentes y a pacientes con problemas respiratorios. Las empresas, con las bajas, pierden capacidad de mano de obra y productividad. La vida de las personas se empobrece por carecer del tiempo suficiente para hacer lo que desean. Todo ello se traduce a dinero, que sale íntegramente de nuestros bolsillos.
Los poderes públicos son plenamente conscientes de que la calidad del aire puede mejorar, y los gastos energético y sanitario pueden disminuir por la aplicación de decisiones en favor de una movilidad racional de las personas.
Los sindicatos se han percatado de que la mejora de la movilidad es un complemento salarial intangible, especialmente en los grandes núcleos urbanos o en las grandes empresas. Tratan de incluirla en la negociación de los convenios. La movilidad racional proporciona mayor tiempo y dinero disponibles para el trabajador.
Algunas empresas también han descubierto que la movilidad obligada les puede traer ventajas, como contribuir a la mejora del clima laboral entre sus empleados, proyectar una imagen de empresa responsable con la sociedad y, por supuesto, ganar en competitividad por reducción de costes.
La movilidad obligada es la que se aplica en la empresa. Tiene dos vertientes: al trabajo y en misión. La primera se ocupa de estudiar los desplazamientos de ida y vuelta de los empleados de la empresa entre su domicilio y el centro de trabajo, así como de favorecer los de los visitantes de la empresa. La segunda, de los itinerarios que siguen los empleados en las visitas de trabajo que realizan, ya sean a clientes, o a otros destinos. En las empresas de transporte de mercancías y pasajeros, es preciso incluir a los pequeños transportistas, generalmente autónomos, que trabajan regularmente para ellas.
Ambos tipos de movilidad obligada persiguen objetivos comunes. Los principales son la reducción de los tiempos de viaje y la ausencia de accidentes en los desplazamientos.
De éstos emanan otros relacionados con la calidad del aire respirado y el bajo coste energético.
Parece lógico pensar que la responsabilidad sobre la movilidad debería recaer en el área de Recursos Humanos de la empresa, dada su fuerte relación con la Prevención de Riesgos Laborales, si bien, no tiene por qué ser siempre así. Tampoco es obligatorio que la mejora de la movilidad la ejecute Recursos Humanos; el área de Operaciones tiene mucho que decir en las empresas de transporte, puesto que adquiere un papel clave en la ganancia de productividad.
Que la movilidad forme parte de la cultura de la empresa precisa del convencimiento firme y duradero de la Dirección, así como del apoyo decidido a las acciones que un responsable, el Coordinador de Movilidad, emprenda.
El Coordinador de Movilidad es la figura en la que se encarna la movilidad empresarial, y el encargado de promoverla. Su primera misión es imbuirla entre todos los miembros de la empresa, y crear un ambiente favorable para acometer futuras acciones. Es la forma con la que se alcanzan más metas en el largo plazo.
Las actuaciones sobre la movilidad obligada han de estar integradas armoniosamente en el plan estratégico de la empresa, de lo que se desprende la necesidad de contar con un Plan de Movilidad. Su construcción comienza por conocer y analizar todos los patrones de comportamiento de los afectados en relación con su movilidad. La identificación de fortalezas y debilidades es la clave para que el Coordinador determine las acciones susceptibles de poner en marcha. Conviene tratarlas con representantes de los afectados, quienes también aportarán sus ideas. El debate dará lugar a las acciones que conformen el plan, para las que habrá que establecer su duración, forma de implantación, coste y objetivos a lograr. El resultado será un plan único, distinto del de otra empresa, que tendrá sentido si va documentado y acompañado de indicadores de medida numéricos.
El plan es un soporte adecuado para que el Coordinador pueda seguir periódicamente su evolución y grado de cumplimiento, y, por tanto, gestionar la movilidad.
La función del Coordinador no acaba ahí. Ha de prestar atención a los cambios que se producen en la movilidad, a fin de poder adaptar el Plan a las nuevas situaciones reales.
Propuestas como el teletrabajo, las teleconferencias, el uso del transporte público, compartir vehículo y otras, encajan perfectamente en un Plan de Movilidad. Su adopción no es una imposición de la empresa, sino una decisión personal que nace del convencimiento de los beneficios que aportan.
Las empresas de transporte están renovando su parque con vehículos menos contaminantes, forman a su personal en técnicas de conducción eficiente, instalan algoritmos de planificación de rutas, y en el futuro, aprovecharán las ventajas de los sistemas inteligentes de transporte. El Plan de Movilidad también les da cabida.
No cabe duda de que las empresas impulsarán aquellas medidas que les supongan un ahorro neto de costes, o favorezcan a sus empleados sin perjuicio para la empresa. Se trata de que todos ganen con los cambios.
El tratamiento de la movilidad afecta a todas las empresas. Puede recaer en un empleado, que la compagina con otras actividades, o en un profesional externo, que gestiona la de varias pequeñas empresas.
Hoy en día, la gestión de la movilidad es una disciplina que sólo unos pocos han aprendido con la práctica. Dada su importancia, resulta primordial divulgarla. Es muy conveniente que el futuro Coordinador parta con una formación que le permita implantar planes de forma efectiva. Algunas instituciones ya están impartiendo formación al respecto.
La movilidad es una nueva asignatura para la empresa. Está llamada a ocupar un espacio importante en el futuro inmediato, al igual que la calidad o la salud laboral. El Coordinador de Movilidad es una figura emergente, cuyo papel saldrá reforzado en la medida que sus propuestas aporten valor a la empresa, a sus empleados y a la sociedad.

Por: Juan Carlos Viela es Ingeniero Industrial por la Universidad de Navarra. Ha desempeñado cargos de dirección técnico-comercial en grandes operadores logísticos multinacionales. Experto en diseño, puesta en marcha, reingeniería y mejora de la productividad en operaciones logísticas complejas. Director del Master en Gestión de la Logística y profesor asociado del Instituto Logístico Tajamar. Ha publicado diversos artículos en la prensa profesional especializada y es autor del libro Gestión y Diseño de Almacenes. Domina plenamente los idiomas español, inglés e francés. Participa directamente de los proyectos desarrollados por la división de Fusiones y Adquisiciones de PRESS LOG, empresa en la cual ocupa la posición de Director Asociado.

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